SOBREEXPOSICIÓN

“Lo único nuestro es el instante que pasa”

Fernando González

Desde su aparición, la fotografía ha sido una forma de capturar recuerdos. En sus primeros días fue vista como la técnica rápida de hacer retratos que llegó a competir con los pintores y dibujantes que se esforzaban por plasmar un aura sobre el papel.

Capturar el movimiento nunca había sido tan fácil, casi parecía un truco al que algunos le temían por su cercanía con lo mágico, una de las formas de robarle al alma a los confiados que posaran frente a ese aparato escondido bajo una manta y que, después de una pequeña explosión que no causaba dolor ni mayor espanto, un hombre se asomaba a decir que el trabajo estaba listo y que en un par de semanas verían el resultado. Una eternización del momento, tomar el instante exacto en el que los ojos brillan y la boca esboza una leve sonrisa para “disparar” y condenar a la vida eterna esa imagen que se escapa a la vista de los distraídos.

La fotografía es, entonces, más que otro modo de hacer arte, un manifiesto que se apodera del suceso, del instante que ocurre frente al lente y que no habita en el pasado ni en el futuro, sino en un ahora perpetuo que afirma tanto al sujeto fotografiado como al curioso que se posa detrás del visor.

Carolina Isaza Rojas, monitora Área 301